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Desarrolla un síntoma inusual durante las vacaciones y resulta ser un cáncer agresivo

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Un bulto inusualmente grande en la parte izquierda del cuello desencadenó la lucha de una británica contra un cáncer de tiroides.
Desarrolla un síntoma inusual durante las vacaciones y resulta ser un cáncer agresivo

Una británica de 24 años narró recientemente el duro proceso que ha sufrido desde que fue diagnosticada con el tipo más común de cáncer de tiroides, en un intento por concientizar acerca de los síntomas de esta enfermedad que es más frecuente en mujeres que en hombres.

En julio de 2024, Megan Carr se encontraba vacacionando en España cuando su padre notó que tenía un bulto insulsamente grande en la parte izquierda de su cuello. Ella no presentaba ningún síntoma o malestar, por lo que asumió que esta protuberancia se debió a una reacción al agua salada o a una picadura mientras nadaba.

Inicialmente fue diagnosticada de bocio, un aumento del tamaño de la glándula tiroidea. Tras someterse a varias pruebas, incluida una biopsia, se descubrió que el bulto había crecido 5 centímetros, por lo que los médicos decidieron extirparle el lóbulo izquierdo de la tiroides. Este procedimiento tuvo lugar en octubre del año pasado.

El inicio de un difícil camino

A pesar de tener una buena recuperación y no experimentar efectos secundarios, Carr fue informada en noviembre que los análisis de la muestra de tiroides extraída durante la cirugía revelaron que tenía un carcinoma papilar de tiroides. Un mes después, le removieron completamente esta glándula.

Aunque esta operación resultó exitosa, las cuerdas vocales de Carr quedaron paralizadas, lo que le provocó dificultades para respirar y comer. Además, la capacidad de su cuerpo para regular el calcio se vio alterada, por lo que presentaba dolores musculares y espasmos que le impidieron caminar con normalidad.

La pérdida de la tiroides también se vio reflejado en un aumento de peso, caída de su pelo, anomalías en sus uñas y agotamiento excesivo. "Sé que puede parecer superficial, pero fue increíblemente difícil de sobrellevar, sobre todo para una mujer de veintitantos años", subrayó.

Aislarse del mundo

A diferencia de otros cánceres que se tratan con quimioterapias, el tratamiento para destruir las células tiroideas restantes consiste en la aplicación de yodo radiactivo. El pasado marzo, Carr comenzó a ingerir pastillas de yodo, por lo que tuvo que permanecer aislada en un cuarto de hospital por cuatro días, dado a que podría emanar radiación. Incluso sus muestras de sangre debían estar resguardas hasta que la radiación se desintegrara. 

Pese a que la tasa de supervivencia del carcinoma papilar de tiroides es mayor, Carr deberá estar medicada y en vigilancia permanentemente. "Aunque me estoy fortaleciendo, mi vida siempre consistirá en controlar mi enfermedad con medicamentos", apuntó Carr, quien antes de su diagnóstico no se sentía ni estaba "como los pacientes con cáncer que se presentan en los medios", aunque aprendió que esta enfermedad "no siempre encaja en esas imágenes".

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